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LOS ESTRAGOS DE LA REVOLUCIÓN EN LA HACIENDA SAN CRISTÓBAL

LOS ESTRAGOS DE LA REVOLUCIÓN EN LA HACIENDA SAN CRISTÓBAL

Dentro de las transcripciones que hemos realizado de información antigua con respecto a los orígenes de la Hacienda San Cristóbal, encontramos una breve explicación sobre algunos de los eventos que se vivieron en el recinto durante la Revolución Mexicana. En este período, los antepasados del expresidente Vicente Fox Quesada ya estaban más que asentados. Fue en este período de la historia de nuestro país que las tropas villistas ocuparon muchas haciendas, con el objeto de apoderarse de los alimentos que en ellas existían y resguardarse en sus cascos. Veamos lo que pasó, según la crónica de Amado Aguirre:

«El 28 de abril de 1915, Murguía recibió órdenes del cuartel general para tomar con división Santa Ana del Conde, La Sardina, La Sandía y Jagüeyes, puestos que fueron ocupados al mediodía del 29, con excepción de Santa Ana, que fue capturada hasta ese día por la noche.

«La brigada del general Eduardo Hernández intentó un reconocimiento hacia San Cristóbal, chocando con fuerzas del general villista Fernando Reyes, que lo rechazaron duramente. Volviendo con refuerzos, Hernández logró establecerse en Santa Ana del Conde.

«El 30 de abril, una fuerte columna villista atacó a Murguía en las inmediaciones de la hacienda de La Sandía, envolviéndolo y derrotándolo, logrando éste retirarse a Romita.

«El 5 de junio de 1915 (después de 39 días de combate), dos mil hombres de caballería del general Figueroa cargaron sobre el flanco derecho villista, arrollando a las tropas y continuando por Jagüey, La Sandía y San Cristóbal.

«La retirada fue en desorden. El joven Alfonso Iturbide del estado mayor de Ángeles, pereció en Los Arcos en heroica resistencia; y a más de otros oficiales, ahí murieron el general Bonifacio Soto y el Coronel Manuel Bauche Alcalde.».

Después de la Revolución, una relativa calma reinó en el Bajío. Las autoridades retardaron la dotación de ejidos, por lo que la vida en el campo continuó casi igual. La riqueza de la hacienda de San Cristóbal le permitió recuperarse del saqueo; gracias a ellos, la gente de la región pudo abastecerse de alimentos.

El 1915 le ofrecen en venta la hacienda a José L. Fox Flach, por la cantidad de 500,000 pesos. Originario de Cincinnati, E.U., en 1898 llegó a la ciudad de Irapuato, donde tenía un negocio de alquiler de coches de tracción animal, que en aquella ciudad eran conocidos como chispas. Se casó con Helena Pont, originaria de Lagos, quien era viuda de un francés de apellido Jons, con el cual procreó cuatro hijos. Del nuevo matrimonio nacieron 4 hijos, siendo el único hombre, José L. Fox Pont, quien se casó con María de las Mercedes Quesada, y han procreado nueve hijos: José, Vicente, Cristóbal, Javier, Mercedes, Marta, Susana, Cecilia y Juan Pablo.

Quienes conocieron a don José grande, como lo llamaba la gente, dicen que era un hombre bajito, muy creyente y sencillo, y cuando alguien iba de visita a la hacienda se llevaba una gran sorpresa: los primeros en salir a recibir a los visitantes eran los sirvientes; luego el administrador, y al final Don José. Lo curioso era que hasta el menor de los sirvientes parecía hijo de hacendado, mientras que a Don José le gustaba traer su ropa de trabajo, hasta con parches y remiendos.

En una ocasión don José Fox vio un atajo de mulas y le gustaron tanto que le pidió al encargado que se las vendiera, éste le contestó que eran de la hacienda de San Cristóbal, que su patrón tenía los mejores animales, pero que nunca lo había conocido. Don José, con una sonrisa, le contestó: buen arriero, gracias por ser tan fiel.

Cuando el gobierno decretó la dotación de los cuatro ejidos que ocuparon las tierras de la hacienda, Don José fue perdiendo la memoria. Todas las tardes salía en su caballo, acompañado por su perro. Muchas veces lo sorprendía la noche y era tanta su tristeza que se quedaba como divagando. Al no llegar, salía un mozo a buscarlo, o alguien que anduviera por ese lugar iba a la hacienda para avisar que lo recogieran.

La gente del lugar ha visto en la hacienda de San Cristóbal siempre un apoyo en sus necesidades. Lo más frecuente era pedir ayuda para enterrar algún difunto; cuando el maíz escaseaba, los patrones daban raciones a la gente, sobre todo a la más pobre. A su vez, Doña Meche salía a recorrer los ranchos de la hacienda, El Quemao, La Gorda Atorada y El Desagüe, para repartir entre las viudas y gente pobre: harina, leche en polvo, azúcar, etcétera, y durante el invierno les regalaba mantas.

Cuenta la gente de San Cristóbal que el único reloj de conocían estaba en la casa grande, por lo que el patrón mandaba un mozo para que sonara un cuerno a las cinco de la mañana y así la gente se preparara para las labores, ya que es mejor trabajar de madrugada que a pleno rato del sol. Cuando se instaló la energía eléctrica en la casa grande, la gente creía que ésta estaba construida con oro, ya que todos dicen que cuando hay dinero en algún lugar, por la noche resplandece.

De las 3,500 hectáreas que componían la hacienda, hoy la familia Fox solo tiene 400, repartidas entre los nueve hermanos. Actualmente produce brócoli, coliflor y chícharo, que son empacados en su planta congeladora y exportados a Estados Unidos. También produce papa para el mercado nacional. Gracias a esto, mucha gente de los ranchos circunvecinos y del mismo San Cristóbal tienen trabajo.

Al igual que en el pasado, la hacienda es un foco de atención, por una parte, ofrece trabajo a la gente y en ella se pueden vender las cosechas; por otra, al contar con una telesecundaria y un videobachillerato permite a los jóvenes alcanzar otro nivel educativo.

Actualmente la Comunidad de San Cristóbal tiene una población mayor a los 1,500 habitantes, quienes se orgullecen de tener la única hacienda que no se encuentra en ruinas y en la que pueden encontrar una mano que los ayude.

Las lomas que en otros tiempos alimentaban los grandes rebaños de ovejas y ganado, hoy son explotadas; sus ricos yacimientos de grava están generando grandes ingresos a los ejidos que los maneja.

 
Este texto fue recobrado de un libro sobre los mitos y leyendas de Hacienda San Cristóbal que, por infortunio del tiempo y las circunstancias, cuenta con pocas existencias físicas.
Por esto nos dimos a la labor de explorar más a fondo los orígenes de la Hacienda San Cristóbal y, en general, de esta comunidad que la rodea.

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