Bienvenido a Centro Fox. Formadores de líderes responsables y comprometidos con su futuro.

MÚSICA PARA TRABAJAR: ¿Puedes trabajar o estudiar con música?

MÚSICA PARA TRABAJAR: ¿Puedes trabajar o estudiar con música?

 

Concentrarse ya sea con piezas instrumentales, con voz, o hasta con estruendos, lo cierto es que la música es inherente al estímulo humano, y esto puede incrementar la productividad.

 

Desde nuestra infancia, muchas de las primeras actividades cognitivas son acompañadas por música. Canciones para recordar conceptos básicos como el abecedario, las estaciones, las tablas de multiplicar, hasta conceptos complejos y referencias históricas a través de las letras de nuestras canciones predilectas.

Escuchar música de nuestro agrado permite al cerebro liberar el neurotransmisor de dopamina, cuya función tiene efectos positivos en nuestro organismo y genera una sensación de bienestar.

En un artículo del Colegio Mayor Universitario Pedralbes (Catalunya, España), enumeran 4 características clave de nuestra relación con la música durante las actividades del día a día:

  1. La música relajante puede ayudar a superar el estrés o la ansiedad mientras se estudia.
  2. La música de fondo puede mejorar la concentración al producir un efecto motivador y mejorar el estado de ánimo.
  3. Durante las largas sesiones de estudio, la música puede facilitar la resistencia del estudiante.
  4. En algunos casos, la música da pie a memorizar, creando un estado de ánimo positivo que indirectamente impulsa la formación de la memoria.

Esto apoya a confirmar que, aún para quienes ejercen una relación particularmente sensorial con la música, es también un ejercicio funcional, académica y científicamente comprobado. Vale la pena probar si logramos concentrarnos más cuando ponemos música para trabajar; probablemente el efecto sea diferente de una persona a otra.

Estudios comprueban que la música estimula zonas del lóbulo prefrontal que están relacionadas con la atención, la concentración y la satisfacción. La música es un arte estructural, y es debido a esto que sus ritmos en canciones con voz o piezas instrumentales, pueden sincronizarse perfectamente con los latidos del corazón.

De esta forma, una canción veloz puede resultar de igual manera provechosa y perjudicial para el estudiante. A cada caso sus preferencias, pues resulta inevitable que una música acelerada no estimule en demasía los sentidos como para proveer la concentración o la distracción necesarias.

Es verdad que la memoria humana es igualmente afectada por las rutinas o la constancia de nuestras preferencias; por ejemplo, cuando una canción nos significa demasiado o es una canción que relacionamos a un momento particular de nuestras vidas (algún evento íntimo, un recuerdo clave), este puede manifestarse en nuestro imaginativo y, por tanto, desviar la concentración a este estímulo. Será difícil entonces mantener la atención en el estudio.

En la concentración, el tempo de la música es importante, igual que la intensidad o el ritmo y la voz que canta o la ausencia de ésta.

Es verdad que mucho depende de los ambientes propicios para este método. En el caso de las rutinas de laboratorios, por ejemplo, la concentración proviene del silencio y los sonidos ambientales, ya que los procesos pueden resultar de alto riesgo en algunas áreas. Nick Perham, psicólogo de la Universidad de Cardiff en Reino Unido, se ha especializado en el efecto que tiene el sonido en nuestra habilidad cognitiva.

En un artículo para BBC Mundo, indicó que, si lo que tenemos que hacer «requiere comprender un texto o procesar información semántica, varios estudios muestran que si el sonido de fondo tiene fragmentos que podemos entender, esto es peor que si escuchamos música sin palabras«. Se produce este choque cognitivo entre el sonido externo a la labor y la inmersión en ella, y ese desequilibrio podría afectar los procesos y, por tanto, brindar resultados con mucho mayor rango de errores, este podría ser un ejemplo en que la música para trabajar puede ser contraproducente

 Daniel Levitin, psicólogo, neurocientífico y musicólogo, también coincide en esta noción, diciendo: “Cuanto más cautivadora es la música, peor es para la concentración, y si tiene letra, es terrible para las tareas verbales.” A pesar de esto, también Levitin sugiere que la música en entornos de fábrica, donde la rutina es mecánica, puede funcionar para el oyente, pues los estados automáticos también son propensos al error cuando el individuo se transforma en una máquina de funciones, y no en una persona cumpliendo con una labor específica. Al final, la música que uno elige forma parte de la identidad, y eso es estimulante por sí mismo.

La decisión de usar música para trabajar está en uno mismo al momento de realizar tareas,como en cada proceso individual.

Si nos preguntan a nosotros, el ambiente laboral vibra de productividad cada vez que la Orquesta y Coros Comunitarios realizan sus ensayos en los rincones de Centro Fox. En definitiva, existe algo en la música clásica que brinda el estímulo perfecto al cerebro que permite trabajar mejor, una sutil mezcla entre los sonidos enérgicos y apasionantes de los instrumentos, y la belleza de lo que son capaces de producir. En una orquesta, calidad y cantidad se encuentran para brindar la música perfecta para todo aquel que busca concentrarse.

Please follow and like us: