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¿PODEMOS ALCANZAR LA PAZ?: Algunas reflexiones

¿PODEMOS ALCANZAR LA PAZ?: Algunas reflexiones

 

El Día Internacional de la Paz, también conocido simplemente como Día de la Paz, se celebra el 21 de septiembre de cada año tras la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La Organización de las Naciones Unidas, afirma lo siguiente: ​​«Cada año, el 21 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Paz en todo el mundo. La Asamblea General ha declarado esta fecha como el día dedicado al fortalecimiento de los ideales de paz, a través de la observación de 24 horas de no violencia y alto el fuego.

A medida que nos recuperamos de la pandemia COVID-19 (…) nos sentimos inspirados a pensar creativa y colectivamente sobre cómo ayudar a todos a recuperarse para mejorar, cómo fomentar la resiliencia y cómo transformar nuestro mundo en uno más igualitario, más justo, equitativo, inclusivo, sostenible y más saludable (…)».

En esta declaración de la ONU, se señala un punto de conflicto que puede brindarnos una perspectiva un tanto dura, pero necesaria de analizar: la vulnerabilidad de los distintos contextos de la gente.

La paz, por desgracia, es algo que no tiene respaldo de las grandes potencias. Si bien la ONU presiona constantemente a los gobiernos, la prioridad de cada uno es completamente distinta.

Estas prioridades varían tanto como los países, desde algunos cuya más alta y activa prioridad es lo militar, y otras que no tienen la economía para restauración de viviendas afectadas por desastres naturales, o cuyos gobiernos avalan superestructuras y dejan de lado las causas humanitarias o los derechos humanos. 

La paz se ve lejana al no ser conveniente para figuras de poder como Vladimir Putin y su guerra contra Ucrania, o Kim Jong-un, quien mantiene a Corea del Norte en una dictadura totalitaria sin libertad de expresión, hambruna continua y un sistema político de culto hacia su líder supremo.

O incluso para multi-billonarios como Elon Musk y Jeff Bezos, pues aún teniendo la capacidad económica para realizar cambios considerables al medio ambiente, distribución de capital justo a empleados, expansión gratuita de las telecomunicaciones, reestructurar sistemas globales que llevan a la pobreza, incentivar organizaciones de la sociedad civil con objetivos específicos, e incontables acciones más, su preocupación va más dirigida a una tecnología espacial que, si bien es fascinante, estimulante, y creadora de empleos, está siendo desarrollada para menos del 2% de la población mundial.

Existen grandes catástrofes de desplazamiento humano, prueba, en 2017, por primera vez en la historia, los refugiados representaron casi el 1 % de la población global, una cifra superior a la de Reino Unido y equivalente a casi la mitad de la población de Rusia.

Estas crisis humanitarias reflejan que gran parte de las naciones se encuentran en eterna disputa por territorios, identidades nacionales, genocidio y exilio de etnias, manipulaciones en masa y corrupción sistemática. Nada esperanzador, pero debemos explorar cada carta sobre la mesa para comenzar a crear, o incluso retomar, posibles soluciones a corto, largo y mediano plazo.

Se dice fácil: «la paz inicia con uno mismo», pero lo que también es verdad es que nada es posible sin la consciencia colectiva, y tristemente muchos no están dispuestos a ver por el otro.

Si la paz es posible, puede serlo a través del tener total conciencia de sus obstáculos, el saber que es mucho más complicado que el simplemente desearlo y ser amable en tu entorno. La paz es un proceso de entendimiento que requiere del poder de muchas personas, de la responsabilidad individual para ejercer respeto, inclusión y, sobre todo, empatía. 

Por ejemplo, es imposible alcanzar la paz si continuamos vulnerando grupos como la comunidad LGBTQ+ o personas racializadas. No son minoría (nunca lo han sido), pero la violencia sistemática ha hecho creer que lo son, que existe una mayoría normativa que merece mayores privilegios por características físicas y económicas, haciendo de estos grupos vulnerados de ellos un blanco fácil para que únicamente cierto grupo social alcance paz y prosperidad.

No podemos dividir el mundo por razas, antropológicamente somos una sola raza, la humana, pero estos lineamientos separatistas nos han llevado a vivir en la costumbre de las diferencias. Eso no es paz mundial. 

La paz mundial no se conforma de separaciones sociales, pero sí de grupos diversos, sí de multiculturalidad, sí de inclusión y diversidad. La creencia actual de que toda inclusión en el entorno y los medios es “forzada”, habla mucho de la negación colectiva al crecimiento, ya que es más forzado el haber seguido constructos sociales impuestos en materia de convivencia, religión, dogmas, políticas e ideologías al hecho de observar detenidamente el mundo, y darnos cuenta que nuestra única diferencia está en la vivencia individual, no en las fronteras sociales.

María Victoria Llorente, Politóloga de la Universidad de los Andes y Directora Ejecutiva de Fundación Ideas Para La Paz, menciona lo siguiente:

«Para que la paz posible requiere avanzar decididamente en la protección de todos los ciudadanos, pero especialmente de lo más vulnerables, con una estrategia de seguridad que parta de la lectura del contexto y la generación de confianza con las poblaciones. Al mismo tiempo, la paz posible, requiere avanzar en el desarrollo con enfoque territorial, con intervenciones flexibles y coherentes con las realidades locales, la inclusión activa de las comunidades y la generación de capacidades locales, bajo el reconocimiento de que los cambios sostenibles emergen de abajo hacia arriba.»

La activista política Jody Williams, Premio Nobel de la Paz de 1997, alguna vez contó una anécdota con otro Nobel de la Paz, el mismísimo Dalai Lama, Tenzin Gyatso:

«Estuve en Hiroshima (…) y Su Santidad Dalai Lama y yo estábamos sentados frente a miles de personas en la ciudad, y entre los presentes había unos 8 premios Nobel. Y él era como un chico travieso en el templo. Mirábamos atentamente a todos, esperando nuestro turno para hablar, y entonces se inclinó hacia mí y me dijo: “Jody, soy un monje budista”. Le dije: “Sí Su Santidad, su túnica lo delata”. Me dijo: “Ya sabes que me gusta meditar y rezo.” Le dije: “Eso es bueno. Eso es bueno. Eso hace falta en el mundo. No lo practico, pero es genial”. Y me dice: “Pero me he vuelto escéptico. No creo que la meditación y la oración vayan a cambiar este mundo. Creo que lo necesitamos es acción”.»

Como la más definitiva respuesta a toda problemática, son las acciones las que proveen que el mundo gire. Las acciones de odio pueden detener grandes progresos, pero las acciones que puede proveer la paz, siempre tendrán mayor productividad, practicidad… y sobre todo, SENTIDO.

En un artículo de 2018 en la plataforma Puentes Digitales, titulado “Cómo conseguir la paz mundial y qué podemos hacer cada uno de nosotros para lograrlo”, se plantean tres preguntas que consideramos clave para reflexionar al respecto:

  • ¿Qué hacemos para comprender profundamente los conceptos de justicia, inclusión, paz, y su relación con los sistemas gubernamentales?
  • ¿Cómo conocemos lo que realizan otras personas o grupos para poder colaborar y caminar en unión?
  • ¿De qué manera utilizamos nuestra propia voz para convertirnos en agentes de cambio?

En Centro Fox es lo que intentamos hacer a nivel comunidad: contribuimos a la reflexión constante sobre el liderazgo, empatía, justicia, y la capacidad de transformarnos en agentes de cambio. Aportamos de manera directa a la realización individual de jóvenes, niños, adultos mayores y personas con discapacidad, para que el día de mañana sean los portadores de las enseñanzas que llevarán a la paz. 

Ellos saben que no es suficiente soñar, y que incluso, dependiendo del contexto, aún con esfuerzos y luchas, las probabilidades de ser cercados por el sistema pueden variar tanto como sus propios medios. Pero al permitirle espacio, escucha y recursos a las infancias y juventudes del mundo, empezando por nuestras comunidades aledañas, abrimos paso seguro a la restauración social, la reivindicación de sus derechos y, a corto, largo y mediano plazo, LA PAZ.

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